viernes, noviembre 10, 2006

"El sádico no debe perpetrar un crimen guiado por la espontaneidad del placer, del goce o cualquier otro beneficio inmediato, sino utilizar la razón y el cálculo para maximizar el efecto destructivo del crimen. Es decir, la voluntad de goce del libertino no es propiamente suya sino de otro imaginario, un amo perverso. Dicho de otro modo, la víctima se torna insensible para soportar lo que le acontece y poder así sobrevivir algunas horas más… porque se trata sólo de eso: unas horas más…"
Matilde Uribe